"Y mañana será el adios..."
Ese es el título de una canción de José Afonso, cantautor portugués al que los sublevados de la revolución de los claveles usaron como contraseña para su levantamiento [1].
El adios de José Afonso llega mudo a España con las amenazas secesionistas de los diversos micronacionalismos que, como enanos rabiosos acometen la unidad de España ante la inanidad de sus autoridades [2] y la inquietud de los ciudadanos.
Mañana será el adios si no sabemos ponerle remedio, y parece que nadie va a colgarle el cascabel al gato, pese a que la última baladronada es notoriamente ilegal [3].
Debemos concluir que la ciudadanía es quien ha de movilizarse al respecto, aunque no se puede esperar demasiado de un pueblo de botarates que sólo sale a la calle para que un equipo de fútbol no baje a segunda división o para idioteces de semejante jaez.
Cómo y cuándo es el momento de actuar: a lo primero no es fácil contestar, a lo segundo la respuesta es: Ya!
[1] Una contraorden cambió a otra canción más conocida hoy día, "Grandôla, vila morena".
[2] ¿A qué diantres esperan el rey, el presidente y el resto de inútiles supuestamente garantes de la unidad?
[3] Creo que no hay que insistir en el artículo 149.1.32 de la Constitución vigente (en el fondo, un instrumento de los que llevan décadas tratando de dinamitar España, a veces literalmente) y legislación de desarrollo.
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