27 septiembre 2006

El cangrejo español ( Anteriores, 1-12-05)

Dedicado a L.M de T, cuyo juvenil ingenio, en cierto modo, inspiró estos renglones.Sin ánimo de profundizar en la fauna ibérica acuícola y marítima, hay que ver la cara de cangrejo que se le está poniendo a España. Sin embargo, pasamos del titubeante paso atrás del crustáceo, a la retrocarrera a lo loco y por procelosas aguas, con manifestaciones de transportistas, agricultores, pescadores, trabajadores de SEAT en la miseria, y progenitores católicos por el futuro educativo de sus hijos. Lo que aún parece más grave es que el salto sea al vacío y sin red ( ni retel). Ex-paña, bien semeja al volatinero que hace una pirueta para agilizar un lento camino de marcha atrás hasta la República utópica que jamás existió, o hasta el nuevo mito del buen salvaje, dotado de mortal encarnadura en el matonismo de los jóvenes “jerkis”, como en los no menos chulos de barrio de sus mayores, que responden al nombre de Esquerra Republicana de Cataluña.Pero las patitas del decápodo español han pasado de la marcha atrás pausada por la playa de la Historia, a la velocidad de vértigo de la langosta. Aquellos que en ese teatrillo burdo y ordinario de la Carrera de San Jerónimo creen que la Inquisición surgió en el siglo XIX, también deben estar en la honorable convicción de que Clío, musa de los pasados acontecimientos no es más que un auto. Claro que autos y sentencias se les dan una higa a estos frescales, que inventan nuevas formas de financiación de la cleptocracia nacional, muy alejadas de los apuros del ciudadano medio español hipotecado y pignorado hasta las narices. Pero la vía de destrozar el crédito mutuo que eran las cajas de ahorro no es más que el síntoma de la labor del crustáceo nacional haciendo retroceder al abismo a todo un pueblo.La última ocurrencia de curar el cáncer patrio con agua oxigenada ha sido la convocatoria de manifestación pública en defensa de la Constitución que hace el principal partido de la oposición. Nadie osó manifestarse a favor del Código Civil, pese a todas las puñaladas que los perpetradores de leyes le han dado incluso recientemente, pero a la “hija de siete padres” hay que defenderla en sociedad comanditaria callejera, olvidándose por supuesto, de la Comunidad a la que sirve. La lectura pública de la Constitución con la ilustre cooperación de ciudadanos anónimos, intelectuales y famosos de todos los pelajes es la última parte de la operación protectora de la ley; menos mal que entre lectura tan farragosa podremos encontrar a Nacho Cano, cantando el artículo 44 de la “Norma normarum”, a la mayor gloria de la maltratada y encanijada cultura e investigación españolas.Y todo este sainete para que el señor Presidente, muñidor de “discretas” reuniones con los compañeros de café de la ETA, pueda decir como en la obra de Marquina: “España y yo, somos así, señora”, ante la cara de asombro de sus “aliados civilizantes” de aquende y allende la mar océana … Y el cangrejo habrá retrocedido otros cien años luz.

23 septiembre 2006

Artículos anteriores II ( 8-11-05)

¿Nos cobran por respirar?
Un servidor empieza a pensar que la estafa fiscal del Estado lo es más cuanto la ineficacia pública es más notoria. Encima, al observar los "hechos imponibles" que justifican la contribución al común, parece confirmarse la idea de que vivimos en una cleptocracia rampante.Hablando con la gente, cualquier Juan Español puede darse cuenta de que el Estado ( si algo queda de él) cobra hasta por tirar de la cadena. Un ejemplo ilustrativo, que no ilustre: Un ente autonómico (nombre de un gobierno regional que semeja un monstruo cinematográfico), financia la construcción de un colector, que un ente local ( este es un monstruíto más pequeño) simplemente recibe de su hermano mayor. Empero, la magna obra ( magna aunque sea para recoger excrementos) se paga con dinero de nuestros impuestos, y el Ayuntamiento de turno, sin embargo, se empeña en que paguemos regularmente diversos tributos para mantener la instalación. No la pagamos dos veces, la pagamos siempre. Total, que desde las limitaciones del Protocolo de Kyoto nos hacen pagar hasta por respirar aire puro... y desde el ejemplo del colector nos hacen pagar por... bueno, ya se imaginan por qué cosa...

18 septiembre 2006

Artículos anteriores I ( 8-11-05).

Casi nada lo del ojo...
… Lo llevaba en la mano. La verdad es que dan ganas de no salir a la calle, o, mejor, de no asomarse a ese ventanal colectivo que es la televisión. Estos días en Francia, los invasores de los suburbios parisinos celebran a su modo las fallas con el mobiliario urbano y los locales de negocio de aquellos que, infelices, pretenden realizar actividades económicas legales en el “imperio de los barbudos”.Si usted, querido lector, no tiene barba de chivo, ni se llama Rachid, no se le ocurra darse una vuelta al atardecer parisino, al albur del color rosáceo de las llamas. Lo más probable es que le “flambeen” un poco, para vindicar que en las “cités” de los inmigrantes hay mucho paro y desigualdad social. Menos mal que los artistas de la cremación sí pueden convocarse a sus aquelarres ígneos a través de mensajes de telefonía móvil, o con el ágil recurso de la “blogosfera”. Vándalos tal vez, pero al menos, pueden comunicarse por Internet…Yo también quiero ser pobre de Internet, con teléfono móvil y un primer ministro que me diga que me va a hacer funcionario sin oposiciones, o que va a destinar a mi integración social 300 millones de euros cada vez que me dé por rociar de gasolina a un bombero al que pretendo arrojar una cerilla encendida. Eso es percibir las necesidades sociales, mon petit Nicolás: la pasión de los “beurres” se hace fuego en las calles, y los franceses “de abordo” a suplicar perdón con su dinero por delante… que con dinerete también se compra el rescate del secuestro nacional.Lo dicho. No era nada lo del ojo... lo llevaba en la mano.